Cuando llegamos allí, mis amigos no se esperaban que le
dijera al policía:
- ¡Hola Roberto!
- ¿De qué lo conoces?
No les respondí porque también conocía a la otra policía,
Pilar.
Cuando empezamos nos explicaron como señalizar a la izquierda
y a la derecha, o como parar y seguir las señales de tráfico.
Al principio estaba tan nervioso que cuando iba a señalizar,
señalizaba con el brazo derecho y me daba cuenta que era con el izquierdo; así
que, sin querer, quitaba las dos manos del manillar.
Cuando volvíamos me sentí bien por haber sido uno de los
colegios con puntuaciones más altas.


